Enclenque, Debilucha.
Hace ya varios años que se viene trabajando la "deconstrucción" (destrucción) de la masculinidad, he leído en alguna parte, que se trata de ir «desarmando» a la sociedad, si los hombres no son tan agresivos, tan violentos, tan "machistas", llegaría un punto en el que no habría nadie para defender la casa. (Cfr Lc 12,39)
De pronto, estaba muy mal y se volvió salvaje y mal visto defenderse, mientras que al mismo tiempo nos espantamos del bullyng, en mi época, el bullyng lo evitaba precisamente defendiéndome.
Hablando cristianamente, es cierto, Jesús dijo que pusiéramos la otra mejilla (Mt 5, 39; Lc 6,29), sin embargo, cuando lo abofetearon por su respuesta al Sumo Sacerdote, preguntó:
"Jesús le respondió: «Si he hablado mal, declara lo que está mal; pero si he hablado bien, ¿por qué me pegas?»" Jn 18,23
No es cosa de dejarse estropear así porque sí.
Total, que finalmente, no sólo el varón ha sido avergonzado, y orillado a renunciar a su naturaleza, sino que también la mujer que desde siempre ha sido la encargada de enseñarnos la fe, recordemos lo que el Evangelio de Domingo de Resurrección nos decía, Jesús se apareció a las mujeres y las envió a anunciar su Resurrección a los discípulos, hoy, tal cual lo han decidido los poderosos de este mundo, están más ocupadas en conquistar unos supuestos derechos que los mismos señores les han avisado que tienen.
Hoy no hay guerreros, no hay gladiadores, tenemos qué conformarnos con unos cuantos varones pacifistas, muchos manginas y demasiados afeminados. Las contadas excepciones son mal vistas claro, por ser machistas, por locos, por tontos, por todo lo que esta suciedad enclenque detesta. Y tampoco hay fe, hay creencias, tan variadas como mundos en cada cabeza, cada quien a su modo, peor aún, en esos millares de millones de creencias distintas, en muy pocas Dios resulta Omnipotente. Cuando mucho, Todopoderoso significa cualquier cosa que no necesite demasiada fe. Dios todo lo puede, menos curarnos por ejemplo. Y no es que no pueda oficialmente, claro que puede, pero no hay que entusiasmarse por si acaso no resulta. No hay que tentarlo. Pero en todo el Evangelio solo al demonio le dice que no hay que tentar a Dios, pero hay que ver el contexto, se lo dice porque lo estaba animando a usar su poder para beneficio propio, egoístamente. Luego a Pedro le dice algo similar por querer animarlo a evadir su misión, a ninguno de los que pidió ayuda se la negó so pretexto de estarle tentando.
Pues, estando así las cosas, no es de extrañar que los mismos "creyentes" se burlen de otros que gracias a Dios, no han perdido la fe. Algunos creemos que es Dios quien ha permitido esta situación, que es un llamado a la conversión y que tenemos que orar para que muchos más se conviertan y pase pronto esta prueba. Sí, así como lo he dicho.
¿Qué hacer?
Oración confiada es lo que nos toca, ya que discutir con los profetas del Covid es como hacerlo con un sectario, les digo por qué:
Si hablas de estadísticas, porque estadísticamente la mortalidad es muy baja, entonces te responden con algo de moral: toda vida vale.
Entonces retomas la estadística, porque es más probable morir de cáncer, diabetes, etcétera, ah pero eso es culpa de esa gente, los sistema de salud nos han hablado del tema. No conozco nadie que ande en busca de enfermarse de cáncer.
Este virus tiene la posibilidad de matarte con la misma probabilidad que un accidente de tránsito llendo al trabajo, claro, te dicen, pero no mueren todos juntos, el problema es la saturación de los hospitales.
Entonces ¿Por qué no abandonar la agenda de muerte y usar ese dinero para tener mejores hospitales? Ah bueno, pero eso es conspiranoico, no estamos seguros de la tal agenda.
Si seguimos deteniendo la economía la gente morirá de hambre, ah bueno, pero el dinero qué importa, lo que importa es la vida.
Así podría extenderme por varias páginas, pero volvamos mejor al tema de la enclenquibilidad (palabra que acabo de inventar, creo) de la sociedad. Quisiera que recordemos, o bien, investiguemos cómo afrontaron otras sociedades más viriles las pandemias. Pongamos atención a los detalles: no habían vacunas, no había todo el instrumental y equipo médico computarizado como lo tenemos hoy y la gente, cuidaba a los enfermos. Las religiosas y monjes se contagiaban y estaban dispuestos a morir sirviendo. Los sacerdotes sacaban al santísimo, eso no está hoy tan bien visto, se promovía el rosario, la devoción al Santo Nombre de Jesús, la señal de la Cruz, en pocas palabras recurrían a la fe. Repito, en una época donde quizá ni siquiera había hospitales que colapsar. Pero eso sí, había hombres varoniles y mujeres de a de veras. Mujeres que enseñaban la fe y hombres que actuaban en consecuencia.
¿Qué espero de mis hermanos verdaderamente cristianos?
Que oren pidiendo muchas conversiones, que aprovechen este tiempo como una gracia especial para prepararse para este Pentecostés, que rueguen a Dios que atraves del Espíritu Santo nos regale virtudes, dones, frutos y carismas que tanto se necesitan hoy, que no sean profetas ni del Nuevo Desorden, ni del Covid. Que prueben a no difundir ninguna noticia del tema, para evitar que la gente se siga contagiando de fake news, que, en lo posible, lleven su vida lo más normal que se pueda. Que recuerden que ya estamos muertos, morimos con Jesús en el bautismo. Que no tengamos miedo a los que matan el cuerpo sino el alma (cfr. Mt 10,28).
Si no lo hacen, no me sentiré decepcionado, la verdad es que no espero nada de una sociedad enclenque.
MEJORAM
Predicador Católico
19/04/2020
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