TUS PROBLEMAS Y EL SEÑORÍO DE CRISTO
Anoche, tuve la oportunidad de escuchar de nuevo la prédica sobre el Señorio de Cristo, después de la cuál se hacen grupos para repasar el tema y hacer comentarios. En esta ocasión, más que repaso, hubo algunas participaciones relacionadas con una problemática demasiado común y sumamente lamentable y se las quiero compartir.
La situación es que algunas personas no comprenden cómo es que han procurado llevar a sus hijos (o nietos) al catecismo y cuando llegan a la adolescencia "les han lavado el cerebro en la escuela y no quieren saber nada de la iglesia".
Con mucho cariño y de corazón, les comparto algunos pensamientos para "rumiar" en casa y ojalá, ruego a Dios, les inspire para involucrarse en la solución.
1. No se puede ceder toda la responsabilidad de la formación espiritual de nuestros hijos, al catequista, por las dos razones que siguen...
2. Lamentablemente un gran número de catequistas, la única formación que tienen es que tienen tiempo y ganas, a pesar de que al menos en nuestra arquidiócesis se hacen esfuerzos por solucionar este problema sucede que en la práctica, los catequistas finalmente continúan haciendo lo mismo. (También sucede lo que diré en el punto #4)
3. Les decía a las personas de anoche, que cuando algo es importante, le dedicamos tiempo. En muchas casas, la plática de sobremesa es acerca del dinero, de los problemas económicos, algún chisme sobre algún vecino o pariente y no nos damos cuenta que no hablamos de Cristo con la frecuencia que consciente e inconscientemente indique que el tema es de suma importancia. Y esto también se relaciona con lo que diré enseguida:
4. A muchos padres de familia, catequistas e incluso sacerdotes y religiosas nos hace falta un Encuentro con el Resucitado (SS Benedicto lo señala en Porta Fidei y lo repite el Papa Francisco en La Alegría del Evangelio) esto ocasiona o deriva en que no sepamos cómo enseñar y buscamos sólo entretener a los niños y jóvenes para que "no se aburran" (esto en la catequesis) y no comprendemos cómo es que puedan lavarles el cerebro en la escuela y luego no quieran saber nada de la Iglesia, pues bien, si uno mismo no se emociona (por mucho que algunos intelectualoides les rechoquen las emociones) si uno, no se apasiona, no puede evangelizar con eficacia.
5. Es una insensatez, lo digo con cariño, pensar que cantando la palmera y la abejita resulte que en la escuela mis hijos defiendan su fe como teólogos ante esos lobos rapaces capaces de reprobarlos por ser "creyentes".
6. El Encuentro no es todo, es el inicio, es lo que nos impulsa y motiva, pero "hay que hacerse cargo", hay que formarnos, informarnos, estudiar, reflexionar muchísimo y hacer lo que haya que hacer para vivir coherentemente, de lo contrario, sigue siendo vana ilusión.
7. Lamentablemente, el constante bombardeo por todos los medios, en todos lo ámbitos, no sólo en la escuela, sino en la televisión, redes sociales, música, series, influencers, Youtubers, tiktokers, etcétera, con ideas, ideologías, creencias, modas, etcétera completamente anti católicas y hasta blasfemas ha llegado a acobardar al creyente promedio que prefiere callar por no exponerse al escarnio público, el varón que debe defender a su familia se le pretende feminizar y de este modo, la familia está aún más indefensa.
¿Y el Señorío de Cristo qué tiene que ver?
Pues resulta que no seremos capaces de hacer frente a ninguna problemática en lo social, ni en lo familiar o en lo eclesial dedicando a Dios solamente una hora de un día o dos a la semana.
Si no es Cristo el Señor y dueño de mi hogar, de mi vida, de mi familia, de mi pasado, presente y futuro, si no ocupa la mayor parte de mis pensamientos, deseos, aspiraciones y conversaciones no daré buen testimonio, ni puedo aspirar a que mis hijos o catequizandos estén debidamente preparados para hacer frente a los retos que la actualidad les impone.
¿Amo a Cristo?
¿Pienso en Cristo?
¿Hablo con Cristo?
¿Hablo de Cristo?
¿Leo sobre Cristo?
¿Me emociona Cristo?
¿Me encanta Cristo?
¿Lo primero que pienso al despertar es en Cristo?
¿Durante el día comento las cosas con Cristo?
¿Me río con Cristo?
¿Lloro con Cristo?
¿Sufro con Cristo?
¿Gozo con Cristo?
¿Lo primero y último que pienso al acostarme es Cristo?
¿Le digo a Cristo que no rendirá el dinero hasta el final de la semana?
¿Me alegro con Cristo y le agradezco porque sí rindió el dinero para la semana?
¿Cristo oye música, lee, juega conmigo?
¿Invito al cine a Cristo?
¿Invito a Cristo a comer conmigo, le doy gracias por los alimentos?
¿Le cuento mis planes y le pido su opinión?
¿En las sobremesas, Cristo ocupa la mayor parte de la plática?
¿Mueres de ganas de ir al cielo?
MEJÓRAM
09/ Abril/2024
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