SIN MALAS LECHES
Quisiera en este escrito hablar brevemente de dos cosas: espiritualidad y gracia.
= Espiritualidad
Cuando una persona está obstinada en el pecado, cualquiera que sea, ha hecho una elección haciendo uso de su libre albedrío.
Invito a leer a San Francisco de Sales (la Filotea), Lorenzo Scupoli (Combate Espíritual), San Juan Clímaco (la escala Espíritual), José Schrivers (Principios de la vida espiritual), Garrigou Lagrange (Las tres edades de la vida espiritual), Tanquerey, Royo Marín, San Juan de la Cruz, Teresa de Ávila, Edith Stein, Sta. Gertrudis, Sta. Gema Galgani, San Ignacio de Loyola, Sta. Faustina Kowalska, San Alfonso María de Ligorio, San Pio de Pietrelcina, etcétera y NINGÚN santo recomendará algo distinto para vencer al pecado que tomar distancia, cortar de raíz, huir de la tentación.
Insisto, como he insistido en cada ocasión que he hablado últimamente, en que NADIE, absolutamente nadie cree que sea cosa fácil luchar contra la tentación y el pecado, pero exponerse definitivamente no es el consejo de ningún santo o por lo menos de ninguno que haya leído. Repito: NADIE CREE QUE SEA FÁCIL, pero aún debo ir más allá, todos hablan del sufrimiento, porque el sufrimiento, para el Cristiano, sin caer en masoquismos, tiene un gran valor. Habrá que tener cuidado incluso, con quien sea que predique un cristianismo de éxito, sin Cristo y un Cristo sin cruz.
= Gracia
Algunas cosas que hay que saber:
1. La gracia NO anula la naturaleza.
2. Cuando oramos por la conversión de una persona, Dios RESPETA su libre albedrío. ¿Cómo actúa entonces la gracia en esa persona? Conviene pedir para esa persona, gracias «eficaces» (así se llama ese tipo de gracia, todas son eficaces pero estas, que explicaremos a continuación, reciben este nombre) de conversión. Cuando pedimos gracias eficaces de conversión, Dios usará medios para que respetando la libertad de la persona, esta pueda pensar, razonar, etcétera con mayor claridad de modo que se facilite (por decirlo de algún modo) su conversión de manera libre. Libre es palabra clave, así como Voluntad, albedrío.
Es decir, la persona que está obstinada con determinado pecado, puede, haciendo uso de su albedrío, elegir no creer, no convertirse, rechazar a Dios ante cada nueva gracia eficaz, la cuál por supuesto no se pierde, ya que al ser rechazada beneficiará a otra persona, como sucede con todas las gracias.
Parte de la polémica actual es favorecida por no saber nada de espiritualidad ni de la gracia, así, sin malas leches ni nada, simplemente usando lo que siempre hemos creído y que ha llevado a la santidad a todos los que lo han logrado e interceden por nosotros.
“Dios, que te creó sin ti, no te salvará sin ti” San Agustín
MEJÓRAM
02/01/2024
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