El Faro: abril 2023

martes, 18 de abril de 2023

Falacia sobre el infierno parte 2/2

En el catecismo de la iglesia católica en los numerales 5, 11, 18 y 186 se utiliza una expresión acerca de la que vale la pena ahondar, de modo que antes de continuar les comparto dichos numerales:

"5 "La catequesis es una educación en la fe de los niños, de los jóvenes y adultos, que comprende especialmente una enseñanza de la doctrina cristiana, dada generalmente de modo orgánico y sistemático con miras a iniciarlos en la plenitud de la vida cristiana" (CT 18).

11 Este catecismo tiene por fin presentar una exposición orgánica y sintética de los contenidos esenciales y fundamentales de la doctrina católica, tanto sobre la fe como sobre la moral, a la luz del Concilio Vaticano II y del conjunto de la Tradición de la Iglesia. Sus fuentes principales son la sagrada Escritura, los santos Padres, la Liturgia y el Magisterio de la Iglesia. Está destinado a servir "como un punto de referencia para los catecismos o compendios que sean compuestos en los diversos países" (Sínodo de los Obispos 1985, Relación final II, B, a, 4).

18 Este catecismo está concebido como una exposición orgánica de toda la fe católica. Es preciso, por tanto, leerlo como una unidad. Por ello, en los márgenes del texto se remite al lector frecuentemente a otros lugares (señalados por números más pequeños y que se refieren a su vez a otros párrafos que tratan del mismo tema) y, con ayuda del índice analítico al final del volumen, se permite ver cada tema en su vinculación con el conjunto de la fe.

186 Desde su origen, la Iglesia apostólica expresó y transmitió su propia fe en fórmulas breves y normativas para todos (cf. Rm 10,9; 1 Co 15,3-5; etc). Pero muy pronto, la Iglesia quiso también recoger lo esencial de su fe en resúmenes orgánicos y articulados destinados sobre todo a los candidatos al bautismo..."

¿A qué se refiere con una exposición o resumen orgánica (o) y sintética (o)? A presentar la información de manera ordenada, lógica, que vaya de lo menos a lo más complejo y que sea de manera sintetizada, resumida sin extenderse tanto que quien escucha o lee se pierda.

Aunque esta reflexión no trata sobre el infierno fue inspirada por la parte 1, en la que hablábamos de la falacia acerca del infierno y es continuación de la misma ya que mientras redactaba pensaba en cómo responder a la falacia de manera que fuera ordenada de un modo lógico, que fuera una exposición orgánica y sintética. Me esforcé en hacerlo y mientras hacía tal cosa reflexioné también acerca de la importancia de que los creyentes tengamos la capacidad de explicar así nuestra fe. Y no solo la importancia sino la importancia y la responsabilidad.

Quisiera invitarles a que se pregunten:

¿Me siento responsable de la salvación de quienes me rodean?

¿Tengo la capacidad de responder a sus dudas e inquietudes de manera orgánica, sintética y sistemática?

¿Si la salvación de alguien dependiera de mi capacidad de explicar orgánica, sintética y sistemática alguna verdad de nuestra fe se salvaría?

¿Cada cuándo medito, reflexiono o doy pasos concretos en mi formación para tener la capacidad de explicar mi fe de manera orgánica, sintética y sistemáticamente?

Es muy fácil decir, esto o aquello es pecado, pero ¿Puedo decirte porqué lo es de tal manera que la elocuencia sea tan fuerte que te convenza y que el argumento no sea simplemente porque es así o porque lo dijo alguien?

Muchísimas personas no entienden por ejemplo porqué Dios nos da 10 mandamientos y mucho menos entienden porqué si no los cumples te vas al infierno. Cuando alguien me preguntó sobre esto le dije que no les haga caso. Si no les vas a hacer caso pues vamos a robar algo y me respondió que no ¿Por qué no? Si no quieres hacer caso de la lista. ¿Porque podrías ir a la cárcel? ¿Quien te meterá a la cárcel, Dios? Respondió: ¡Ya entendí!

Lo mismo pasó en una ocasión en que una persona me preguntó porqué tenía que confesarse con un hombre que es igual de pecador. Si te dijera que este fin de semana va a venir un ángel a confesarte ¿vendrías o me preguntarías cómo sé que va a venir un ángel? Respondió: ¡Ya entendí!

Para explicar orgánica, sintética y sistemáticamente o bien para poner a la persona en contexto es preciso dedicar tiempo a conocer la Sagrada Escritura, el Catecismo de la Iglesia y otros documentos eclesiásticos pero no quedarse ahí, hay que usar la imaginación, hacerse preguntas, imaginar preguntas que nos haría un adolescente, un ateo, un protestante, incluso un chocante y cuando no sepamos qué responder, buscar ayuda. Cuando tengamos la respuesta, imaginemos de vez en cuando que estamos en una reunión y alguien saca el tema y nos pregunta esas cosas. Ensayemos responder CON CALMA, PACIENCIA, orgánica y sintéticamente, sin dejarse llevar por el enojo (porque muchas de esas veces preguntarán con altanería, soberbia, prepotencia y chocantería) pero sin miedo y sin nervios. Con mucho respeto (sin insultos) pero sin preocupaciones, pues siempre que hayan personas y se diga la verdad, se corre el riesgo de que al menos una se ofenda. Gajes del oficio.

"Para pensar debes aceptar

el riesgo de ser ofensivo"

Jordan Peterson

Podría extenderme mucho más, pero todo lo dicho y lo que dijera demás de nada sirve si no me siento, si quién me lee no se siente, si no nos sentimos responsables de la salvación de quienes nos rodean y si no somos capaces de relacionar dicha salvación con nuestra capacidad de exponer orgánica, sintética y sistemáticamente aquellas verdades que todo ser humano, cada uno de nuestros hermanos necesita comprender.

Ramiro Medina

19/Abril/2023

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lunes, 3 de abril de 2023

Falacia sobre el infierno parte 1 de 2

Falacia sobre el infierno

Acompaña este escrito un video que me recordó una cuestión abordada en alguna clase, por un profesor de esos a los que el Evangelio no les resulta Noticia y mucho menos tan Buena. En aquel entonces, con afán de demostrar que no es razonable creer en el infierno, lanzó la misma pregunta que plantea el video: Si tienes que elegir enviar a un hijo al cielo y otro al infierno ¿A quién enviarías a dónde?

Se trata de un sofisma, una forma equivocada de plantear el problema (me gustaría más decir que es una forma retorcida de no razonar, pero me quedaré con las ganas de hacerlo). ¿Por qué no es un buen razonamiento? De eso tratará este escrito.

1. ¿Qué es el Cielo o qué es la Vida Eterna? Para no fallar, diré exactamente lo que dijo Jesús:

"Esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y al que tú has enviado, Jesucristo." Jn 17,3

Luego, el cielo es conocer a Dios. Sabemos que en el juicio particular veremos a Jesucristo, veremos su Perfección y nuestras imperfecciones, y de ahí podrán pasar dos cosas: que seamos admitidos inmediatamente para continuar contemplando a Dios, o bien quedar privados de la Divina Presencia ya sea temporalmente o en el peor de los casos eternamente.

Tal es la presencia, la visión de Nuestro Señor, tal la felicidad que su vista nos causa que a esto le llamamos «Felicidad Eterna, Vida» y a quedar privados de ella le llamamos purgatorio cuando la privación es temporal e infierno cuando es permanente.

2. Quiero pensar que se trata de ingenuidad lo que hace que quien se plantea la decisión de enviar a alguno de sus hijos al infierno se imagine que ahí en el Evo, se necesita una especie de balance o cuota por lo que el 50% de los seres humanos podría estar en el cielo y para mantener el equilibrio la otra mitad tendría que ir al lugar donde le esperan los diablos con sus tridentes.

Lo de los tridentes no puedo asegurar que no habrá, sin embargo, tomando en consideración el punto número uno ¿Qué son unos tridentes comparado con no volver a ver a Dios nunca jamás? Respecto a la cuota para mantener el balance, no sería algo bíblico además de que implicaría ignorar la responsabilidad personal. Y lo que es peor, sería el mismo Dios quien para cubrir la cuota del balance decidiera quiénes viven y quiénes mueren (espiritualmente hablando).

3. Se olvidan, los buenistas, de que Dios nos dió Libre Albedrío, inteligencia, voluntad y memoria. Olvidan, que por esto, nuestros actos tienen una valoración, son buenos o malos. También entiendo que a nuestra sociedad esta explicación no le basta por lo que en lo que queda de esta reflexión intentaré exponer mi punto de manera orgánica (ordenada) y en una segunda parte hablaré de la importancia de comprender y explicar estas cosas orgánicamente.

Pongamos un ejemplo con la intención de comprender lo del libre albedrío y su relación con el problema que ahora nos ocupa.

Tengo dos hijas (bueno, en la realidad las tengo, pero esto es un ejemplo), por amor les deseo el mayor bien posible. Intento diariamente darles el mejor ejemplo. Procuro que tengan una buena formación no solo cristiana sino académica, cultural que desarrollen habilidades sociales, etcétera. Aún así, ambas tienen diferentes temperamentos, modos distintos de ver la realidad y maneras distintas de responder a esta. En casa nunca se les ha obligado ni prohibido, por ejemplo, comer algo. No se les ha impuesto ni sugerido que hubiera alguna profesión que tengamos como expectativa de ellas sino que lo importante para nosotros es que sea algo que las apasione y hagan con gusto, es decir, fomentamos el uso de su albedrío.

Estoy seguro que cualquier padre de familia emocionalmente sano, quisiera al igual que mi esposa y yo, lo mejor para sus hijos. Sin embargo, puede ocurrir y de hecho ocurre en la vida real que algunos matrimonios comprometidos y al servicio de Dios tienen hijos descarriados. Qué triste ha de ser tener el secreto de la felicidad eterna y tener a tu(s) hijo (s) destruyendo su vida por el alcohol o las drogas "viviendo" un auténtico infierno al que tú no los enviaste y del que difícilmente los puedas sacar. Podrás intentar imponerte hasta con violencia para llevarlos a un centro de rehabilitación pero la persona sigue conservando su albedrío (quizá muy deformado) y no podrás meterte, aunque ganas no nos falten, en sus cabezas y actuar y elegir el bien de su parte y contra su voluntad.

4. Para algunas personas, ni Jesús es suficiente, ni el Evangelio es Buena Noticia, y si pudieran estarían dispuestos, ya lo estamos viendo, a inventarse uno nuevo. Armados de ingenuidad y un diccionario acabarían con el pecado y con el infierno, pero su visión corta les estorbaría para notar que entonces el Sacrificio de Jesús hubiera sido en vano.

5. Dios no creó el pecado ni el infierno, ambas cosas son consecuencias lógicas de tener albedrío.

6. Quien va al infierno es por haber hecho mal uso de su albedrío, y el infierno es la ausencia de Dios. ¿Debería Dios atentar contra el libre albedrío de esas personas obligándolas a estar en su presencia? Dios no es absurdo, en todo caso absurdo es el progresismo, que pretende alzarse contra Dios, su Iglesia, su Magisterio mientras que al mismo tiempo pretende que la consecuencia de esto sea ser forzado a estar frente a Dios y en su Iglesia eternamente, porque esto amigos y hermanos míos, será el Cielo.

"Pero aun cuando nosotros mismos

o un ángel del cielo os anunciara

un evangelio distinto del que os hemos

anunciado, ¡sea anatema!"

Gal 1,8