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martes, 1 de junio de 2021

LA PERSEVERANCIA

 La perseverancia






¿Conocen a alguien que siempre está tratando...


...de llegar a la oración,


...hacer el Rosario todos los días,


... leer más seguido la Biblia,




... comulgar más seguido,



... estudiar el Catecismo,



... perseverar,


y han pasado incluso años y no lo logra?



Conozco mucha, lamentablemente es lo más frecuente, lo extraño es ser constante, perseverante y verdaderamente comprometido con Nuestro Señor Jesucristo. 


Intentaré, con la ayuda de Dios, reflexionar acerca de esto con la única intención de ayudar a quien lo necesite.


Lo primero es la oración



La oración es el momento o el lugar del cual sacamos la gracia para todo. Es triste que mucha gente cree no tener tiempo para orar y a lo más que llegan es a rezar brevemente de vez en nunca. Sin embargo, es necesario tener una relación cercana con el Señor, contarle nuestras cosas, preguntarle, pedirle y agradecerle todo. 


Pero ¿Cómo perseverar en la oración si mi problema es la perseverancia? Pidiéndola, cuando de vez en vez, recuerdes que Él siempre está ahí, no pidas nada más que lo que es más urgente: la gracia de perseverar en oración, Fe, Piedad, Sabiduría, es más, pide Espíritu Santo.


Como no perseveramos en oración, casi nunca logramos experimentar la increíble cercanía de Dios. Luego entonces, nunca llega a ser lo suficientemente importante y se va fortaleciendo este círculo vicioso. En cambio quien logra perseverar, a pesar de que seguirá tomando tiempo y esfuerzo vencernos a nosotros mismos y superar nuestros pecados, logramos volver a la oración porque reconocemos su importancia: es el momento y lugar para recibir gracias sobre gracias.



El secreto de mi mamá.



Cuando era adolescente, mi mamá me dijo una frase que me pareció simpática por ser o parecer un juego de palabras, y sin embargo desde entonces la llevo en mi mente como una jaculatoria, o como un baúl de tesoros, porque me parece de una gran profundidad y digo que es un tesoro pues al cambiar una palabra, una virtud por otra, sigue siendo muy válida: 

"A confiar se aprende confiando"

Claro, ella confiaba en la educación que nos dió, nosotros teníamos la opción de devolver o traicionar dicha confianza, así, ella aprendería a confiar la próxima vez o restringir la libertad que nos daba.


La frase aplica por ejemplo para la oración. Si bien es cierto que Dios no está obligado a cumplir nuestros caprichos, también es cierto que al inicio de esta relación, muchos experimentan grandes manifestaciones, signos, pareciera que Dios estuviera empeñado en conquistarnos. Luego, conforme avanza la relación, Dios nos hará crecer, nos purificará, instruirá, etcétera. Y así es como aprendemos a confiar en Dios y en la fuerza y utilidad de la oración.



Saber luchar

A perseverar por lo tanto, se aprende perseverando. Es una dura batalla, contra nuestra costumbre o mejor dicho falta de costumbre, contra nuestros malos hábitos, contra la pereza,  apatía, desidia, nada fáciles de vencer.


Pero nunca venceremos, nunca lograremos perseverar, hasta que lo estemos haciendo, parece broma, pero es cierto, hasta que no te decidas y lo hagas a pesar de la falta de ganas, la "falta" de tiempo, el cansancio, el dolor y los imprevistos, nunca, jamás lo harás.


Y esto aplica para todo, proponte por ejemplo, ser puntual a pesar de todo, y en tu próxima cita o reunión, llega a tiempo cueste lo que cueste, no importa si olvidaste el celular, no importa si no te peinaste o si te faltó lavarte la cara, sal con anticipación, con bastante anticipación tomando en cuenta el tráfico y hazlo. Y haz lo mismo con cualquier otra virtud.

¿Quisieras hacer oración? Hazla

¿Quisieras hacer Rosario todos los días? Hazlo

Lo que mucho se piensa pocas veces se hace.

 


Aprende a luchar, si es la hora de hacer lo que te has propuesto, no te tengas por nada, si te sientes mal, ofrece tu dolor y hazlo con él. ¿Te llegó visita? Invítala a hacerte compañía.

¿Estás cansado? No creas que Jesús cargó su cruz sintiéndose con la plenitud de sus fuerzas físicas.


Aprende a luchar y reconoce que es tu decisión y nada más lo que hace falta.


Aprende a luchar y no pongas más excusas. 


Seguir a la persona equivocada



El problema de muchas personas es que realmente no siguen a Cristo, siguen a un líder, sacerdote, religiosa o laico, al cual idealizan y en cuanto esté líder les falle abandonan el camino. Esta gente se va, porque nunca superan los roses con otra persona que no les cae bien. Eternamente se quejan de alguien más de la comunidad, en vez de poner su atención únicamente en Jesucristo, en vez de practicar la caridad, la paciencia, la humildad y el perdón. 


Estas personas siempre encuentran una buena "razón"(excusa) para abandonar y no se dan cuenta que las únicas perjudicadas son ellas mismas. 


Porque a ningún grupo vas por la gente que está, porque en ningún grupo la obediencia es al líder. El líder, coordinador, párroco, está ahí porque Dios mismo permitió que estuviera, y a los demás, nos guste o no, nos toca escuchar la voz de Jesús a través de esa persona. 


Nunca crecerás espiritualmente, si no aprendes a luchar, a obedecer, a perseverar, a esforzarte, a cargar tu cruz, a negarte (morir) a ti mismo.


Es cierto, es infinitamente más fácil, esperar que otro lo haga. Por eso es más fácil ir al infierno, por eso ese camino es amplio y cómodo. 



Por el amor de Dios, aprende a luchar y lucha.



MEJÓRAM

Predicador católico

01/Jun/21

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