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lunes, 5 de junio de 2017

FE Y RAZÓN


En la entrega anterior escribí acerca de la fe, y apenas comenté dos cuestiones que la dificultan: una, la edad, y otra el orgullo, resultado de un mayor dominio de la tecnología.

Con toda intención no ahondé más en lo segundo pues probablemente no sea una causa sino una consecuencia de lo que hablaré hoy.
 
Desde que el ser humano puso su confianza ciega en la ciencia, y digo ciega por dos razones: la primera porque solo se cree ciegamente lo que se demuestre “científicamente” aunque luego desmenuzaremos un poco más este asunto y segundo, porque quitada la fe y puesta la confianza solo en la ciencia se está un poco a ciegas.

He puesto entre comillas científicamente, porque un error que se ha cometido por el hombre de ciencia es creer que es ciencia todo lo que se puede demostrar según cierto método, de modo que más que científicos nos hemos vuelto devotos de una <> (expresión tomada del filósofo Carlos Díaz)

Es decir somos matematólatras, y eso sí que sería totalmente imposible de justificar, puesto que no se podría demostrar matemáticamente que todos tiene que ser demostrado con precisión matemática.
 
En determinado momento de la historia de la ciencia, se adoptó como método el dudar de todo, y nadie puso en duda, que la duda fuese un método.

Total que hoy en día, queremos que se nos demuestre todo científicamente, con rigor matemático pero yo pondría primero una condición: Demuéstrame científicamente que todo se tiene que demostrar científicamente, pero antes descríbeme qué entiendes por científicamente, una vez demostrado, si es que lo logras, demuéstrame que este método siempre resulta en algo cierto con rigor matemático.

A veces pienso me siento tentado a pensar que quienes pretenden que la razón se opone a la fe son mal intencionados. Normalmente creo que las personas buscamos siempre el bien, aunque no siempre lo hacemos bien. Buscamos el bien aunque en ocasiones no tenemos una idea clara de lo que el bien es.  Es decir nos equivocamos, no es que hagamos el mal intencionalmente, aunque  tampoco descarto que haya quien sí lo haga con premeditación, alevosía y ventaja, no creo que sea la norma.
 
Existen personas que creen que lo que la ciencia descubre es prueba de que los creyentes estamos equivocados y permanecemos en cierto estado de ignorancia.

Lo curioso con la soberbia es que no puede ver todo el panorama completo, y eso pretendo explicar en esta ocasión aunque el preámbulo probablemente resulte más largo que la explicación.

Primero que nada, es importante estar muy conscientes que La Biblia no es un libro de ciencia. Es un libro de carácter espiritual y como tal estamos seguros los cristianos que no contiene error.

La Biblia no es el lugar indicado para averiguar datos científicos acerca de las causas de las cosas sino un libro con un mensaje de salvación para el hombre.

No es un libro de historia para investigar datos acerca de los pueblos.

Es un libro espiritual que nos narra muchas cosas de un pueblo: Israel, que es el pueblo escogido por Dios para revelarse.

De manera que pretender dedicar la vida a hacer ciencia para contradecir a la Biblia, es bastante ingenuo y revela bastante ignorancia respecto a lo que es realmente La Biblia.

La interpretación de La Biblia únicamente le corresponde al magisterio de la Iglesia. Los creyentes creemos que nuestros pastores, sobre todo el Papa y los obispos son elegidos por Dios y asistidos por el Espíritu Santo para guiar a toda la Iglesia. Es sorprendente en este punto cómo en dos mil años a pesar de que han existido hombres indignos de ocupar los puestos de pastores y guías para la iglesia, el magisterio permanece intacto. Ningún Papa ha contradicho a otro.

La interpretación bíblica no corresponde a científicos puesto que como ya está dicho arriba, no es un libro de ciencia.
"La Ciencia sin religión es coja,
la religión sin la ciencia es ciega."
A. Einstein

¿Pero la Iglesia rechaza la ciencia?

Por supuesto que no y para ahondar en el tema recomiendo ampliamente leer la encíclica de San Juan Pablo II, Fides et ratio, Fe y razón en la que describe a ambas como dos alas.

La iglesia, y esto se lo escuché a un sacerdote, toma la verdad de donde venga, si es verdad y se ha demostrado que es así, la iglesia toma esa verdad sin importar que haya sido dicha por un ateo, un agnóstico o el mismísimo diablo.

Es decir el error es asumir la postura de que los cristianos somos tan ignorantes o ingenuos que nos tomamos la Biblia literal.

Es decir, cuando Dios dijo hágase la luz, bien pudo haberlo dicho y suceder la gran explosión conocida como Big Bang, y eso no disminuiría la fe de un cristiano serio. Y aquí cabe recordar que el autor de la teoría del Big Bang era un sacerdote católico.

Por otra parte, quienes pretender oponer ciencia y religión pecan nuevamente de ignorancia, al desconocer que las Universidades surgen precisamente de la Iglesia Católica.


SI yo dijera: Hoy cociné potaje. Nadie pensaría que lo aparecí. Tampoco resultaría muy práctico decir: Hoy fui al supermercado a comprar carne, la he pedido en cuadros. Después fui a comprar verduras, pero la Papa, la había comprado un día antes, y la papa es un tubérculo. La compré porque el campesino ya la había sembrado unos meses atrás, y eso que primero tuvo que conseguir la semilla. Pasando a los otros vegetales, sucedió lo mismo, bueno no exactamente, sino que la zanahoria aunque la compré el mismo día que las calabazas, estas últimas tardan un poco más en brotar la plantita y ya ni que decir de dar fruto. Pero la zanahoria le ha tomado mucho menos llegar al supermercado y de ahí a mi carrito de compra y luego a la caja para pagarla. Como decía, una vez que llegué a la casa las corté en cuartos y las puse a hervir, antes he puesto agua en la candela. La olla me la regalaron para nuestra boda, no es que haya aparecido de la nada. Y el agua bueno la tenemos almacenada en el tinaco, pero antes recorrió que se yo cuantos kilómetros, y varias veces el ciclo completo del agua. Una parte del agua se evaporó en el proceso para volver a repetir dicho ciclo.  Cuando el agua estaba hirviendo primero puse la carne, luego las verduras. Esto lo mencionó para que conste que no puse primero las verduras aunque haya dado esa impresión. Pues también preparé un poco de fritura con tomate y cebolla, luego te descibiré como es que las obtuve, para no retrasar el relato, pero bueno, agregué la fritura a la olla grande donde ya se estaba cociendo el puerco, que ya sabes no es recomendable comerlo tan seguido, y tampoco he descrito como es que llegó al mercado, pero te decía, eché la fritura y un poco de recado rojo, y un poco de jugo o zumo, como le llames, de naranja...(después de media hora)
-Ah! Preparaste potaje!
-No, tío, he hecho todo lo que te dije.

No sé tú pero yo me agité solo de pensarlo y escribirlo. ¿No crees que sería frustrante tener que expresarte siempre así? Imagina reescribir la Biblia así.

Además de cansado me parece un poco necio, los creyentes no somos ingenuos, ignorantes lo somos todos, pero la ciencia nunca probará que la fe es ingenua. Y como escuché decir una vez a un defensor de la fe que discutía contra un ateo: “Cuando ustedes lleguen a la cima del conocimiento, descubrirán que los cristianos siempre estuvimos ahí esperándoles”.



MEJORAM
05/04/17


2 comentarios:

  1. Me desesperé leyendo el proceso del potaje...
    Mientras no se entienda la complementación de la fe y la razón, tendremos un mundo plagado de cientificistas (falsos científicos) y fideístas (la sola fe).

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  2. Gracias por comentar y si jajaja yo me cansé, como mencioné, escribiendo lo del potaje jajaja.

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