Y tú ¿Te vas a salvar?

Y tú ¿Te vas a salvar?

En varias ocasiones,  en mis clases de educación en la fe, hablando apasionadamente sobre la santidad, me han preguntado mis alumnos: ¿Y usted, está seguro de que se salvará?
Tremenda pregunta.

Es muy conocida la canción: Si en verdad eres salvo; la cual es de origen protestante y en ese ambiente profesan la "sola fide" (basta la fe en Jesucristo para ser salvo), no entraré en debate sobre esto, pero vale la pena llamar la atención sobre la gravedad de dar por sentado la propia salvación.

Es verdad, nosotros creemos que Dios es misericordioso pero al mismo tiempo sabemos que es infinitamente justo. Sabemos que su misericordia es su justicia y que su justicia es su misericordia (Papa Francisco)


¿Y usted, está seguro de que se salvará?
De ningún modo. Estoy por el contrario, seguro de no merecerlo. Yo que mirándome tantito me asombro de que Jesús no sienta náuseas por mí, no, no estaría tan seguro.

Yo mejor sigo el consejo de los santos:

“Muchos pierden su firmeza por la presunción de estar firmes. Nadie recibirá de mi la firmeza si no se convence de que de sí mismo es un débil”
San Agustín

“Dios quiere que desconfiemos siempre de nosotros mismos a fin de no caer la presunción, pero por otra parte quiere que estemos ciertos de su buena voluntad y de su ayuda para salvarnos siempre que se lo pidamos”.  San Alfonso Ma. de Ligorio

O el mismo Evangelio:

“El que permanece en mí y yo en él, ése da mucho fruto, porque sin mí no podéis hacer nada”.
Jn 15,5

Por otro lado también San Pablo dice a los filipenses:
“Con temor y temblor trabaja en tu salvación. Porque yo soy quien hace en ti, que quieras y que obres según me parece”. (Flp 2,12-13).

Con temor y temblor dice, no con presunción. Yo estoy seguro sólo de mi nada, de mi bajeza. Soy consciente de que por su misericordia oculta mucho de lo peor de mí a los ojos de muchos, pero Él y sólo Él sabe cuan lejos estoy aún de la meta.


Cuando muera por favor no digas: Era tan bueno, un ángel más, ya está seguro en el cielo. Piensa que mi juicio será severo, tanto me ha dado el buen Dios y yo tan higuera seca y sin fruto. Ruega porque nadie se engañe tampoco respecto a tí, mejor que se ofrezcan indulgencias de más y que de no necesitarlas aprovecharan a otros, que presentarte mamarracho a tu juicio y todos te tengan por principe.


Nos advierte sobre esto, el Catecismo de la Iglesia:


2091 El primer mandamiento se refiere también a los pecados contra la esperanza, que son la desesperación y la presunción: ...

2092 Hay dos clases de presunción. O bien el hombre presume de sus capacidades (esperando poder salvarse sin la ayuda de lo alto), o bien presume de la omnipotencia o de la misericordia divinas (esperando obtener su perdón sin conversión y la gloria sin mérito).


Escuchemos al gran teólogo Royo Marín:
 “El vicio o pecado de presunción injuria a la divina justicia, al confiar excesivamente y desordenadamente en la misericordia”.




Esto es delicado ya que no  es raro ser tentados por el enemigo de nuestras almas con la vanidad, el orgullo, soberbia y vanagloria. Es experto en engañarnos pero no hay engaño en tenerse en poca cosa como aconsejaba San Juan de la Cruz:

"Procurar pensar bajamente de sí y desear que los otros lo hagan."

Total la gente se equivoca tanto cuando te critica como cuando te alaba.

 ¿Y usted, está seguro de que se salvará?
Estoy, como dije, seguro que no lo merezco, pero espero plenamente tenga misericordia de mí, y a la hora de mi muerte "me agarre confesado", bien confesado por cierto y habiendo reparado completamente por todo.

Quisiera terminar recordando un fragmento del sermón de San Juan María Vianney sobre el juicio final que relata la historia de un hombre muy piadoso que tuvo la gracia de conocer el estado de su alma. Se le apareció nuestro Señor y le mostró lo que debía, tras varios años de penitencias, volvió a aparecérsele nuestro Señor y sólo había pagado una pequeña parte, volvió hacer varios años de una dura penitencia tras los cuales se repitió la experiencia y aún debía mucho y concluye el santo cura, si esto le pasó a un hombre santo ¿Qué será de tí?


No te confíes, no bajes la guardia, mejor expiar de más que de menos ya descansarás cuando te toque, apunta alto, lo más alto.

MEJORAM
24/06/18

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