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domingo, 28 de octubre de 2018

¡Jesús Hijo de David!

¡Jesús Hijo de David!



Qué gran lección me ha dado el Señor como cada domingo y se las quiero compartir, no es poca cosa pues contaré algo que es entre Él y yo pero lo haré con la firme esperanza de que aproveche a otros.

Iba camino a la misa con el rosario en la mano, a diferencia de otros días no había leído el Evangelio así que no sabía de qué trataría hoy, no rezaba el rosario sino que rezaba un Padre Nuestro y 10 veces: "Jesús, en tí confío, ayúdame a resolver mis problemas" , después de cinco decenas cambié a : ¡Jesús, en tí confío, ayuda, auxilio, ayúdame! ¡Jesús me hundo, sálvame!
Y así, con calma pero venía pidiendo auxilio, socorro. Y cuál fue mi sorpresa al escuchar que el Evangelio era de aquel Bartimeo (Hijo de Timeo), invidente, que gritaba: Jesús Hijo de David, ten compasión de mí, y que Jesús lo ayudó. Nunca he dudado de la ayuda de Dios, pero en este caso concreto se ha tomado algo de tiempo.

Dice el pasaje que a Bartimeo le decían que se callara, pero el gritaba más fuerte. Así muchas veces, las circunstancias, los amigos "bienintencionados" a veces pueden hacernos sentir que estamos haciendo mal al pedir ayuda a Quien todo lo puede,   a algunos está actitud les parece una fe infantil o mágica, pero fíjense que Jesús ayudó a Bartimeo, y el mismo Jesús nos exhorta a orar siempre sin desanimarnos, a orar siempre porque el Espíritu está pronto pero la carne es débil (Mt 26,41).

Pero no quedó ahí la bendición, sino que el sacerdote explicó cómo es que todos somos un poco ciegos y en qué sentido lo somos, pues muchas veces los rencores, las envidias, y todos los sentimientos negativos que las injusticias nos despiertan pueden llegar a cegarnos y privarnos de la felicidad, sumirnos en una obscura depresión y tristeza.

¡Vete, tu fe te ha salvado! Le dijo Jesús, lo que muestra que no sólo le devolvió la vista, sino que sanó toda su persona, todo su ser. Recobró Bartimeo la vista y la alegría y probablemente todo lo que le había sido quitado al quedar ciego y perder su posición en la sociedad. Pero Bartimeo no se fue, sino que una vez que sanó toda su persona estuvo en condiciones de encontrar la Perla de más valor: Jesús, y le siguió por el camino.

Que los problemas y preocupaciones no nos impidan ver todas las maravillas con que Dios ya nos ha bendecido, gritemos pidiendo ayuda, y habiéndola recibido sigámosle por el camino.


Feliz Domingo


MEJORAM
28/10/18

2 comentarios:

  1. Las bendiciones de Dios en nuestras vidas son mucho mas de lo que podemos percibir y mas difícil es encontrarlas cuando las tormentas nos atrapan, pero Él siempre esta ahí para guiarnos cuando no podamos ver, para rescatarnos del mundo. Como Bartimeo no nos cansemos de pedirle que tenga compasión de nosotros. Dios te bendiga hermanito 🙏

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  2. Igualmente, gracias por tus comentarios.

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