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jueves, 4 de octubre de 2018

Ojalá todos fueran profetas. Parte 1. Necesidad


Ojalá todos fueran profetas.
Parte 1: Necesidad



Cuando Eldad  y Medad recibieron el Espíritu y comenzaron a profetizar a pesar de no haber salido a la tienda, se habían quedado en el campamento, Josué pidió a Moisés que se los prohibiera, sin embargo Moisés responde:

"Le respondió Moisés: «¿Es que estás tú celoso por mí? ¡Quién me diera que todo el pueblo de Yahveh profetizara porque Yahveh les daba su espíritu!»"
Números 11,29

Esto ocurrió en el tiempo de Moisés, es decir son los tiempos del Antiguo Testamento y también en ese tiempo profetizó Joel:

"«Sucederá después de esto que yo derramaré mi Espíritu en toda carne. Vuestros hijos y vuestras hijas profetizarán, vuestros ancianos soñarán sueños, y vuestros jóvenes verán visiones.
Hasta en los siervos y las siervas derramaré mi Espíritu en aquellos días." Joel 3,1-2

Se cumpliría entonces el deseo de Moisés, todo el pueblo sería profeta. Pues bien ese tiempo es hoy, cada bautizado es Sacerdote, Profeta y Rey (cosa que se ha mencionado numerosas veces en este blog)

Todos los bautizados somos profetas, sin embargo sucede que la mayoría lo somos en potencia, falta pasar al acto.

Sucede muchas veces lo que dijo Jesús respecto a las semillas:

"«Salió un sembrador a sembrar su simiente; y al sembrar, una parte cayó a lo largo del camino, fue pisada, y las aves del cielo se la comieron; otra cayó sobre piedra, y después de brotar, se secó, por no tener humedad; otra cayó en medio de abrojos, y creciendo con ella los abrojos, la ahogaron. Y otra cayó en tierra buena, y creciendo dio fruto centuplicado.» Dicho esto, exclamó: «El que tenga oídos para oír, que oiga.» Le preguntaban sus discípulos qué significaba esta parábola, y él dijo: «A vosotros se os ha dado el conocer los misterios del Reino de Dios; a los demás sólo en parábolas, para que viendo, no vean y, oyendo, no entiendan. «La parábola quiere decir esto: La simiente es la Palabra de Dios. Los de a lo largo del camino, son los que han oído; después viene el diablo y se lleva de su corazón la Palabra, no sea que crean y se salven. Los de sobre piedra son los que, al oír la Palabra, la reciben con alegría; pero éstos no tienen raíz; creen por algún tiempo, pero a la hora de la prueba desisten. Lo que cayó entre los abrojos, son los que han oído, pero a lo largo de su caminar son ahogados por las preocupaciones, las riquezas y los placeres de la vida, y no llegan a madurez. Lo que en buena tierra, son los que, después de haber oído, conservan la Palabra con corazón bueno y recto, y dan fruto con perseverancia."
Lc 8, 5-15

La situación del mundo nos ha logrado envolver en una carrera sin fin, nosotros le hemos dado demasiadas vueltas a Mt 6, 24-34 y por no hacer caso nos enredamos cada vez más. Deberíamos probar no darle demasiadas reinterpretaciones y hacer lo que ahí dice y ver los resultados. Dudo que se haga, dugo que en el mundo haya suficientes valientes como para decidirse y entonces de un resultado que sea atractivo para todos, además de que siempre estarán los hijos de las tinieblas pudriéndolo todo.

Pero sí que hay gente que ha optado por dejar todo y seguir a Jesucristo, hoy recordamos a San Francisco de Asís, y con él a tantos otros que han puesto la confianza en Dios, que no han puesto la mano sobre el arado (Lc 9,62) y ha dedicado su vida a Dios.

Hace aproximadamente un año, escuché a Marco López (cantautor católico) contar una anécdota, viajaba en avión rumbo a un concierto, una señora se sentó a su lado y le buscó conversación, entre la plática surgió el típico ¿y a qué te dedicas?, Marco respondió: Soy cantautor católico. La dama preguntó de nuevo pero ¿a qué te dedicas? Marco volvió a decir lo mismo, a lo que la señora le dice: no, me has entendido, ¿en qué trabajas? …

Estamos entre otras cosas, en la época en que se habla mucho de éxito, y parece que no se comprende muy bien qué es, o por lo menos la definición aprobada y aceptada por la sociedad está relacionada con el dinero.

No se entiende el éxito como estar bien con tu familia, hacer lo que te guste, aunque no te deje dinero y es que todos sabemos que es necesario, también sabemos cómo es que ese dinero se gana (Lc 16,9)
  
"Más vale un trozo de pan seco en paz
que una casa bien abastecida donde hay peleas."
Prov 17,1

Por supuesto que hay de todo en la viña del Señor, pero precisamente por eso no debe extrañarnos que “hay de todo”.

A este servidor también le preguntan ¿a qué te dedicas? Ante la respuesta: predicador católico, unos dicen: “ah qué bien”, otros “está bien pero deberías buscar algo”, etcétera.

Es importante resaltar que esta decisión, una vez que se toma, tanto quien esto escribe como los demás que lo han hecho, lo hacemos (por lo menos espero que así lo hagamos todos) después de un buen discernimiento, con ayuda de un asesor espiritual. No es una decisión tomada así porque  sí. Es una vocación y como tal es una respuesta a una llamada. Esta llamada tiene tal fuerza que es imposible de eludir, se puede, pero es casi imposible, es irresistible.

Buscar algo. Esto, aquí entre nos, es un poco grosero, tan grosero como decirle a un músico ¿y qué más haces? Es un poco grosero porque implica la suposición de que se está ocioso todo el día, que no se “ha buscado” nada, y es una forma disimilada de decir: “date cuenta que estás mal”.
Decirle a un músico profesional ¿qué más haces?, por ejemplo, implica que no sabes cuantas horas se practican escalas, arpegios, coordinación, repertorio (lo cual implica buscar artistas nuevos, conocer su técnica, etc), ser músico no es sólo llegar al evento, tocar y sonreir. Algo parecido es con la música católica o con ser predicador de tiempo completo.

Cont…

MEJORAM




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Con el objetivo de facilitar el contacto, les dejo un link en el que puedes acceder a mi Currículum, donde además aparecen mis datos y requerimientos, para visitar tu comunidad o parroquia.

2 comentarios:

  1. Creo que esa es mi vocación!!! Gracias por compartir tus experiencias , ya sé que me espera jiji, pero todo vale la pena.

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