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lunes, 18 de diciembre de 2017

La fe como solución para nuestro mundo



La fe como solución para nuestro mundo





Cuando Jesús inicia su ministerio, los apóstoles tenían una idea un poco equivocada de lo que realmente vino a hacer Jesús, tenían una idea un poco política. Creían que Jesús acabaría con todo lo malo siendo el rey al estilo que estaban acostumbrados.

El Señor dedicó mucho tiempo a hablar sobre el Reino de los cielos y a mostrar los signos que estaban profetizados: sanando enfermos, liberando posesos, etc. Y leyéndolo en la actualidad, nos queda claro que era un asunto más espiritual aunque por supuesto abarca todas las esferas del Ser humano.
De alguna manera, a lo largo de toda la historia de la Iglesia, encontraremos muchas mujeres y hombres sumamente valientes que se han atrevido a seguir radicalmente a Jesús. Santos y santas que nos han dejado reglas, tratados y escuelas de espiritualidad que ciertamente no son fáciles de seguir y que tienen que ver más con las cosas del espíritu que con el mundo.

Jesús mismo aseguró:

“Nadie puede servir a dos señores.
Porque despreciará a uno y amará al otro;
o, al contrario, se dedicará al primero y no
hará caso del segundo.
No podéis servir a Dios y al dinero.”
Mt 6,24

“Ningún siervo puede servir
a dos señores, porque, o bien
aborrecerá a uno y amará al otro,
o bien se dedicará al primero y no
hará caso del segundo.
No podéis servir a Dios y al dinero».”
Lc 16,13


Varía un poco el texto pero al final terminan igual: No podéis servir a Dios y al dinero. Sin embargo, nos cansaríamos de llevar un registro de cuantos testimonios encontráramos de gente que lo ha intentado y  ha resultado mal. Cuantos anti testimonios, como la Simonía, esa época en que se vendían cargos eclesiásticos, y actualmente, cuantas personas al servicio de intereses personales y no del Evangelio.

Dos mil diecisiete años después de la venida del Salvador, podremos encontrar aún hoy, personas que sintiéndose más listas que el Maestro, creen  que ellos(as) sí pueden servir a dos amos, y por lo general terminan dedicándose más al “poderoso caballero” (don dinero).

He iniciado así, porque me pareció que esta idea les pondría un poco en contexto con respecto a lo que voy a relatar a continuación.


Si estudiamos un poco de economía y un poco de historia, encontraremos que han existido diferentes formas de intercambiar bienes y servicios, pasando por el trueque, el capitalismo, comunismo, etcétera, ninguna ha resultado justa, siempre un pequeño grupo de personas son las únicas beneficiadas y controlan todo el poder. Mantienen a raya a cualquier persona que se oponga a su desenfrenada ambición y así han transcurrido todos estos siglos.

Pero sí hubo una forma de economía que funcionaba, ¿pero qué ha pasado con ella?
La respuesta te la dejaré de tarea, te invito, a propósito, a leer el Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia, es un libro como el catecismo.

A lo que quiero llegar es que, aunque Jesús no vino a hablar de dinero y aunque aseguró que no se puede servir a Dios y al dinero, la verdad es que no hemos dejado de intentarlo, hemos dejado que el tema nos envuelva en tal modo que en la actualidad nos encontramos en una situación muy lamentable. La gente que aún se interesa en la iglesia y en la vida del espíritu muchas veces no tiene tiempo para comprometerse con la comunidad porque está demasiado ocupada tratando de sobrevivir, porque la injusticia, la pobreza, el hambre, los sueldos insultantes se han vuelto insoportables. Ya no es que estén al servicio del dinero sino que muchas veces ya es un asunto de vida o muerte.

Los problemas económicos han llegado al punto de ser la razón de no pocos divorcios, del aumento de la violencia e inseguridad, ha llevado a muchas personas a cometer infamias como el secuestro aún contra su propia familia, no es que secuestrar o dañar de cualquier manera a extraños esté menos mal, pero a mí me hace mucho ruido.



Es decir por una parte, el pequeño grupo de siempre, es cada vez más rico y los demás cada vez más pobres, no creo estar desvelando ningún misterio ni revelando ninguna novedad, siempre ha sido así, solo que hoy quiero resaltar el hecho tan lamentable de que esto haya sido así siempre hasta en países tradicional y mayoritariamente (y en algún punto de la historia totalmente) CATÓLICOS.


Recientemente (aproximadamente desde hace uno o dos años) he insistido en las redes y con mis amigos con una pregunta que me parece digna de repetirla como una jaculatoria en nuestra mente a fin de tener siempre claro quiénes somos y cuál es nuestro papel en el mundo:
¿Cuál es tu principal responsabilidad para con tus hijos? o si eres maestro (a): ¿Cuál es tu principal responsabilidad para con tus alumnos?

La respuesta podrá evidenciar al menos en parte la razón de nuestro tan lamentable estado.

Como respuesta probablemente hayas pensado la misma respuesta que encontrarías si hicieras la pregunta entre amigos y conocidos: Darles educación, alimentación y vestido.

Motivos de una u otra forma relacionados con el mundo, con la economía.

Nuestra principal responsabilidad es capacitar a nuestros hijos para ser Santos. En medio de las dificultades, como podríamos enterarnos que le ha pasado a muchísimos santos como San Juan de la Cruz que padeció de desnutrición.

Como en la práctica, la santidad no es la mayor responsabilidad para con nuestros hijos, vemos entonces gente compitiendo con los demás para alcanzar el mejor puesto, el mejor sueldo, más reconocimiento, ser mejor que el otro y casi nada de desgaste de la propia vida al servicio del hermano.

Tenemos un mundo donde la inseguridad aumenta, porque el resto del mundo está en competencia con uno y uno mismo resulta un peligro en un modo u otro para los demás.


Es decir, a mi modo de ver, nos falta fe, esa fe que nos de la certeza de que Dios TODO lo sabe, sabe tus verdaderas intenciones y las mías, un día todos rendiremos cuentas. Imagina si todas esas personas, como tú y como yo que ocupan puestos de gobierno tuvieran esta misma certeza, porque como repito, muchos se suponen que son católicos, otros han caído en las redes de la masonería que tanto daño nos ha causado, pero aun siendo masones , siguen siendo personas, parientes de alguien, y sus parientes son parientes de alguien más y seguramente en algún punto sus acciones también afectan a seres queridos. ¿Cuánto dinero justifica dañar al prójimo? ¿Cuánto dinero justifica dañar a la propia familia? ¿Cuánto dinero justifica la condenación eterna?


Recalco y no por miedo a represalias, no creo que los políticos sean gente mala, creo que obran sin haber reflexionado lo suficiente en las consecuencias de sus acciones.  Pienso lo mismo de toda persona que nos afecta con sus abusos, con sus matanzas, con su prepotencia, egoísmo y ambición.

México y el mundo no necesitan guerrilleros que aumenten la inseguridad que dicho sea de paso, afectaría aún más la economía. El mundo necesita gente con Fe. Gente como tú y como yo que tengan la valentía de “contrariar” al mundo no ajustándose en todo a él. Gente dispuesta a compartir con el otro aunque nos cueste, aunque duela. Gente que en lugar de competir deslealmente, compita consigo misma en la búsqueda de la perfección en la práctica de las virtudes.


Necesitamos santos en todas las esferas de la sociedad, en la tienda, en el cine, en el molino y carnicería, en el hospital, en la gasolinera, en las escuelas y en la política.


Necesitamos profesores que tengan claro, que los niños, adolescentes y jóvenes necesitan aprender todo lo que les enseñamos, para ser mejores servidores de los demás. No estudian para ser alguien en la vida, ya son alguien, son santos en potencia y necesitan aprender a leer para enterarse de todo lo que Dios tiene que decirles en La Biblia. Necesitan sumar, restar, multiplicar y dividir para ser buenos administradores del Reino, necesitan aprender a comunicarse eficazmente para anunciar este Reino. ¿Cómo? Siendo buenos arquitectos, médicos, ingenieros, licenciadas, profesores, educadoras, etc.


Desde que adoramos a Dios los domingos un ratito y muchas veces solo en apariencia, y que el verdadero “dios” es el dinero (o sea casi desde siempre) no hemos prosperado como seres “HUMANOS” solo hemos adquirido cada vez más tecnología, convirtiéndonos en cavernícolas posmodernos.


Humanos seremos de verdad únicamente cuando predominen los santos (por lo menos en potencia pero en un auténtico proceso de crecimiento) y los malhechores sean una rareza. Cuando dejemos de comportarnos como una plaga y seamos una gran familia. Una familia en Cristo, con un Padre (Dios) común y no una hermandad huérfana como pretende la masonería disfrazada de Derechos humanos.


NOTA:

Probablemente algunas personas que pudieran leer esto, pensarán que es una utopía, y no faltará, no ha faltado, quien piense que si todos fuésemos santos sería una injusticia porque los ejércitos, las policías y las empresas de seguridad privada se quedarían sin empleo, a todo esto tengo que decir que quienes así piensan me dan mucha tristeza. Veamos desde otro ángulo, esa postura indica que es necesaria la maldad porque genera empleos, entonces se saltaron toda la explicación acerca de compartir y desgastarse en el servicio del prójimo. Si todos compartiéramos no se
necesitaría ese tipo de empleos y probablemente, mejor dicho seguramente, surgirán nuevas formas de servir a los demás y con toda seguridad el dinero no sería un motivo de injusticias si es que sigue existiendo. ¿No en parte la razón de que exista es porque con el trueque no faltaban los bribones? Estoy convencido que si todos estuviéramos tratando de ser santos, el trueque sería posible. De hecho recientemente me he enterado que existen personas que aún lo practican: trueque y manoquebrada, intercambiando bienes y servicios.

No es que esté utilizando este espacio para inventar o retomar algún tipo de economía, únicamente pretendo despertar la curiosidad y la reflexión de quien me lee, ojalá pasara a más y surgiera algo muy bueno para todos a raíz de mis palabras.


Dios te bendiga, soy MEJORAM y te espero la próxima semana con un nuevo tema: Lo importante es la persona-la persona más importante es Cristo.

MEJORAM
3/09/2017

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