¿No es el pecado una palabra chocante?
Nos encontramos en una época en la que
hablar de pecado puede resultar incómodo, anticuado o hasta chocante. Hoy
analizaremos el tema y descubriremos si es adecuado hablar hoy de pecado.
Como tantas otras cosas y sobretodo
pensamientos o creencias de moda, su único sustento es la opinión personal.
Es decir, no se entiende muy bien qué es
el pecado, por lo tanto, dedicaré este espacio para hablar del tema.
Hay quien se imagina que el pecado es
algo que “lastima” a “diosito”.
Hay quien se imagina que cada vez que
pecas, alguien lastima a “chuchito” allá
en el cielo.
Visto así y llegada cierta edad, no es
de extrañar que se mire esos argumentos con sospecha. Pero qué tal si
analizamos muy bien lo que realmente es el pecado.
Utilizaré un ejemplo que me sirvió para
platicarlo con mis alumnos de primero de secundaria:
Imagina un foco. Este foco es fabricado
en una empresa, su función es dar luz, pero cuando es fabricado aún no está
dando luz, si acaso momentáneamente si es que en a fabrica tienen la precaución
de probarlos antes de salir a la tienda, de lo contrario, nada de luz. Cuando
el foco es empaquetado, tampoco está dando luz, así como no la dará en la caja
donde están los demás focos, ni la dará cuando es transportado en el camión, ni
en el estante en la tienda o en el súper.
Pero antes de seguir el proceso del
foco, quiero recordarte algo acerca del foco. El foco para poder dar luz,
necesita ser instalado. En su extremo tiene un enroscado que se ajusta muy bien
a la lámpara o al socket.
Este
foco, aunque ya es un “foco” valga la redundancia necesaria, no lo es en
plenitud, pues no está cumpliendo la función para la cual ha sido creado: dar
luz, iluminar.
Este foco, solo será pleno, un verdadero
foco, o será más foco mientras más ilumine.
Este foco, no puede cumplir su misión en
tanto no se conecte al socket y se active el interruptor.
Imagina si este foco, lo tomaras en tus
manos y trataras de enroscarlo en el extremo de una manguera, aunque lo lograras,
la manguera no puede transmitir la electricidad necesaria para que el foco sea
un verdadero foco, pleno. Lo mismo sucedería si intentases lo mismo pero
enroscándolo en el extremo de la regadera, o en una tapa de refresco.
En uno de esos intentos podrías romper
el foco, deformar el enroscado, romper la manguera, mojar el foco y provocar un
cortocircuito.
Errar, errar y errar, sería cada intento
mientras no coloques el foco en el socket adecuado.
El pecado es así, tú has sido creado
para amar, para compartir, servir, donarte a los demás, para “enroscarte” en el “socket” de Dios. Cada vez
que usas tu albedrío para perseguir intereses egoístas y des-ordenados (como el
enroscado del foco en el de la manguera, etc.) encontrarás sufrimiento, dolor,
frustración y esas son las consecuencias del pecado.
No es que Dios (no diosito) esté
recibiendo un escupitajo o un latigazo cada vez que lo intentas, sino que tú
mismo te haces daño, su sufrimiento es el de un padre que ve a un hijo hacerse
daño.
Cuando la Iglesia dice que algo es
pecado, no se lo inventa, sino que está señalando algo que muchas veces es
evidente pero que no alcanzamos a distinguir, esto o aquello te hace daño y te
impide ser una persona plena, una persona en todo el sentido de la palabra. Un
verdadero varón o una verdadera mujer.
El pecado te daña a ti mismo(a):
“A sí mismo se beneficia el
que es compasivo,
a sí mismo se perjudica el
hombre cruel”
Prov 11,17
“Quien guarda los
mandamientos se guarda a sí mismo,
Quien desprecia sus caminos
morirá”
Prov 19, 16
Las personas, desde la primera hasta la
última, hemos sido creados para el amor, eso no cambiará, las formas de
“perversión” cambian, aumentan, se vuelven más sofisticadas, y quizá más
discretas, tanto que puedan dar la impresión de no ser pecado, pero si te aleja
de ser persona, se opone a ti, o si tu acción se opone a la realización de otra persona, es pecado.
Pongamos ejemplos:
1. Amar a Dios sobre todas las cosas, te hace más persona, pues te
conecta directamente al “socket” correcto.
2. Amar a tus padres, que te han traído al mundo y que , salvo
problemas psiquiátricos severos, por lo general se preocupan y te aman y te
procurarán todo aquello que te ayude a superarte.
3. No mentir, te proporciona credibilidad, y esta, a la larga te hará sentirte realizado y
valioso.
4. No matar, matar a una persona se opone a la plena realización de esa
persona.
Y podríamos analizar cada una de esas
señales que Dios nos dejó para una mejor convivencia, y que las conocemos como
mandamientos, y encontrarás lo mismo: indicaciones para ser y dejar ser a los
demás, personas tal y como Dios las pensó.
Ya sabes que soy tu amigo MEJORAM y te
espero aquí la próxima semana con una nueva reflexión: “¿Dios, es o no es
religión?”
Aún estoy disponible para visitar tu
comunidad llevando un mensaje de esperanza, separa tu fecha, la agenda se va
llenando.
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MEJORAM CV
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24/06/17