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jueves, 1 de febrero de 2018

ENCUENTRO CON CRISTO vs INTENTOS DESESPERADOS



"Vayan, pues, y hagan que todos los pueblos sean mis discípulos. Bautícenlos en el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y enséñenles a cumplir todo lo que yo les he encomendado a ustedes. Yo estoy con ustedes todos los días hasta el fin de la historia.»" 

Mateo, 28,19-20





Recientemente un amigo me ha preguntado, por qué la Iglesia Católica no hace nada por atraer a la gente. Le respondí que sí lo hace y le compartí un link muy bueno en el que el predicador Cristian Huerta entrevista al sacerdote Fray Nelson Medina acerca de la renovación carismática (ver link más abajo), como les compartí en la publicación anterior “Por una iglesia más unida”, veo la Renovación como ese espacio en el que la gente se enamora de Cristo y los otros apostolados son el lugar en donde crecen y ponen sus carismas al servicio de la comunidad.

Es verdad que existen algunos errores, es verdad también que en todas partes existen, y comenté en dicho post, que lo que hace falta es una evangelización más eficaz.

Sin embargo, y esto es solo mi parecer, tengo la impresión de que realmente algunos sectores, o algunos servidores están como desesperados por atraer a la gente y pareciera que no se detienen a considerar todos o la mayor cantidad de aspectos posibles.

Tenemos como un triste ejemplo, una misa Cold play, en la que el argumento es supuestamente una búsqueda de unidad, sin condenar, lo diferente, un intento (desesperado diría yo) por acercar a los jóvenes.

También el caso de un sacerdote que con una ornamenta blanca con imágenes de súper héroes y que  con una pistola de agua echa el agua bendita.

Y en las imágenes de este post encontrarán otros tantos abusos.

Comencé con una cita del Evangelio de según San Mateo, en la que el Señor envía a que todos los pueblos sean sus discípulos, pero , y aclarando que no soy quien para hacer una exégesis del texto, me parece que al leerlo tenemos la impresión de que cuando dice todos los pueblos, pensamos que absolutamente todas las personas de cada pueblo tienen que serlo. No discuto que sería fantástico, sobretodo porque quienes somos felices siendo cristianos, deseamos, o deberíamos desear que todos sean igual o más felices.

 
Siguiendo este deseo, de que todos se salven, es entendible que queramos llegar a la mayor cantidad de gente posible, que todos conozcan a Jesús y se salven, pero ¿qué es permitido hacer? ¿Qué sería lo ideal? ¿Qué no sería un abuso?

El Papa Francisco ha dado una clave importantísima en la exhortación Evangelli Gaudium (La alegría del Evangelio) y la transcribo aquí:

 “Invito a cada cristiano, en cualquier lugar y situación en que se encuentre, a renovar ahora mismo su encuentro personal con Jesucristo o, al menos, a tomar la decisión de dejarse encontrar por Él, de intentarlo cada día sin descanso. No hay razón para que alguien piense que esta invitación no es para él, porque «nadie queda excluido de la alegría reportada por el Señor»[1].”
EG 3

Y cita un texto de Su Santidad Benedicto XVI que a continuación también te comparto:

“No se comienza a ser cristiano por una decisión ética o una gran idea, sino por el encuentro con un acontecimiento, con una Persona, que da un nuevo horizonte a la vida y, con ello, una orientación decisiva.”
Dios es Amor 1


Creo que la palabra clave es Encuentro, sólo quien se ha encontrado con Cristo, tiene tal pasión que se contagia. Está alegre y quiere compartir esta alegría. Quien no conoce a Cristo por un Encuentro y sólo le conoce por teorías, encuentra difícil hacer agradable el anuncio. Tiene que luchar contra el aburrimiento de sus interlocutores.

Quien está enamorado, habla de la persona amada con tal fuerza que contagia.

Quien no conoce a Jesús vivo, resucitado, y NO SE SIENTE AMADO, al hablar de Él, es como un merolico tratando de convencer a la audiencia de que esto es real.

Quien conoce al Amado y se sabe Amado, no le importa que le crean, pero todos lo hacen.



 No dudo que habrá quien al leer se sienta aludido y pretenda refutar, pero esto lo han dicho tanto el Papa Benedicto XVI como su Santidad Francisco.


Quien necesita entretener con cantos y juegos (demasiados y sin relación con el tema) probablemente esté en este camino porque le ha parecido una buena idea y sí que la es, y qué bueno que se haya decidido, pero probablemente no esté capacitado para transmitir nada aún.

 Quizá sea falta de confianza, es frecuente creer que el éxito de nuestro apostolado está relacionado con el número de personas que llegan y no con su crecimiento, y un error peor es creer que dicho éxito depende de nosotros, cuando a nosotros nos corresponde poner los peces y los panes y el Señor es quien hace todo lo demás.



También tengo la impresión de que subestimamos a niños y jóvenes, en una de mis primeras publicaciones mencioné que tuve oportunidad de trabajar muchas veces con niños de preescolar y quedé impresionado ante lo que descubrí, probablemente el lector ya lo sabía, y probablemente muchos agentes de pastoral lo sepan, pero en la práctica parece olvidarse: “Los niños son sumamente inteligentes, su única “limitación” es que aún no hablan el idioma, pero bien que lo entienden”.


 
En conclusión: No es necesario inventar excusas para recurrir a abusos litúrgicos, ni inventar teologías, mucho menos herejías o sacrilegios para contentar a la gente.

Es necesario un Encuentro y precisamente el Santo padre en el número 3 de La Alegría del Evangelio propone una oración para pedirlo o renovarlo:

“Éste es el momento para decirle a Jesucristo: «Señor, me he dejado engañar, de mil maneras escapé de tu amor, pero aquí estoy otra vez para renovar mi alianza contigo. Te necesito. Rescátame de nuevo, Señor, acéptame una vez más entre tus brazos redentores».

El lector, que se haya sentido aludido podrá intentar citarme la misma exhortación en el número 49:

49. Salgamos, salgamos a ofrecer a todos la vida de Jesucristo. Repito aquí para toda la Iglesia lo que muchas veces he dicho a los sacerdotes y laicos de Buenos Aires: prefiero una Iglesia accidentada, herida y manchada por salir a la calle, antes que una Iglesia enferma por el encierro y la comodidad de aferrarse a las propias seguridades. No quiero una Iglesia preocupada por ser el centro y que termine clausurada en una maraña de obsesiones y procedimientos. Si algo debe inquietarnos santamente y preocupar nuestra conciencia, es que tantos hermanos nuestros vivan sin la fuerza, la luz y el consuelo de la amistad con Jesucristo, sin una comunidad de fe que los contenga, sin un horizonte de sentido y de vida. Más que el temor a equivocarnos, espero que nos mueva el temor a encerrarnos en las estructuras que nos dan una falsa contención, en las normas que nos vuelven jueces implacables, en las costumbres donde nos sentimos tranquilos, mientras afuera hay una multitud hambrienta y Jesús nos repite sin cansarse: «¡Dadles vosotros de comer!» (Mc 6,37).

 De hecho este numeral refuerza lo que he dicho acerca de que quien hace todo es el Señor, que nosotros debemos decidirnos a actuar y esperar en el Señor, no debemos poner nuestra confianza en el número de personas, sino en que estas personas, aunque sean pocas, estén teniendo un Encuentro con Cristo, que se enamoren de Él y con el tiempo sean capaces de traer otras personas, seguro que pocas, pero que también se encontrarán. Construiremos el Reino una persona a la vez, pero con buenos cimientos, no una multitud tambaleante.

Oye, ¿Y tú has tenido tu Encuentro? Qué tal si nos lo cuentas en los comentarios.

MEJORAM
1/02/18


 Controversias sobre la Renovación Carismática, Fray Nelson Medina - Critian Huerta
 https://www.youtube.com/watch?v=sWcNruJbWCo


CONTACTO:

Con el objetivo de facilitar el contacto, a partir de las nuevas publicaciones aparecerá un link en el que puedes acceder a mi Currículum, donde además aparecen mis datos y requerimientos, para visitar tu comunidad o parroquia.




2 comentarios:

  1. Encontrarse con Dios es empezar a vivir con Él, es hacerlo cada vez más cercano, es amarlo cada día más. Gracias hermano por compartir este mensaje, ya que así como me ayudaste a ser apóstol, ojalá muchos también lo tomen en cuenta al servir al Señor para perseverar en su apostolado. Cada vez que me desanima la conducta y actitud de mis hermanos en Cristo, le pido a Dios que me ilumine y me guíe para ser instrumento, y muchas veces me ha respondido a través de tus reflexiones y consejos espirituales.
    Dios te bendiga para que sigas guiando a las personas que el Señor desee, en este camino al cielo.

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    1. Todo es Gracia de Dios, nosotros sólo somos vasijas de barro, instrumentos frágiles pero en manos de un artista más que diestro. Gracias por comentar, Dios te bendiga.

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