Este domingo hemos escuchado la parábola del Hijo Pródigo
que mucho se ha dicho debería llamarse del padre misericordioso.
Yo creo que está bien que se llame del Hijo pródigo, primero
porque me resisto a querer corregir al Espíritu Santo que permitió se llamase
así y en segundo lugar porque el tema de la parábola es la conversión.
No pretendo decir ninguna novedad al respecto, ojalá fuera
el caso, pero se hará la Voluntad de Dios en esto como en todo. Ya mucho se ha
hablado con sabiduría y pedagogía muy superiores a la mía, de esta y de todas las
parábolas, pero quisiera en este tiempo del buenismo, resaltar precisamente lo
que los buenistas omiten.
Y es que la parábola inicia con un grito silencioso: “No
puedo esperar a que te mueras”. Si esto no es la más grande ofensa y pecado de
toda la parábola ¿qué es? “No puedo esperar que te mueras, dame mi parte de la
herencia.”
¿Y si no habían pensado darle nada de herencia?
Ah pero este hijo conocía muy bien a su Padre.
Si lo ofendo pidiendo la herencia, ni se hará el ofendido y
además me la dará.
No es un padre tonto, tiene que ser un padre muy hábil en
los negocios, tiene herencia para repartir, tiene criados.
Es un padre que sabe, que conoce a la gente, sabe que el
Hijo está cometiendo un grave error. Pero al mismo tiempo sabe lo que pasará
porque le ha procurado una buena educación, pero este Hijo ha confundido la
libertad, ha sido seducido por una idea del mundo que algún amigo le vendió.
Este Hijo se fue, siguió pecando, hizo todo lo que para su
cultura y civilización era considerado lo peor: irse de casa, irse a un país
extranjero, vivir una vida disipada, gastar el dinero con malas mujeres, criar
cerdos…
Pero ese Hijo conocía muy bien a su Padre, sabía
que ahí en su casa, hasta los criados vivían bien.
Este Hijo conocía muy bien a su Padre, le
había educado con buenos valores, por eso recuerda que no sólo lo ofendió a él,
sabía que primero había pecado contra el cielo.
Pero este Hijo, sabía que su Padre ya sabía que
pediría volver, él lo educó, lo conocía muy bien.
Este Hijo conocía muy bien a su Padre, sabía
que si le daba a entender que su educación fue buena y que él y sólo él había
fallado al ignorar sus valores, el Padre ni siquiera escucharía, lo abrazaría y
lo aceptaría de nuevo. Si no, ¿para qué molestarse en volver?
Este Hijo, antes de su rebeldía, conocía muy bien a su Padre
quizá por eso tuvo el atrevimiento de abusar de la confianza, eran buenos
amigos.
El Hijo, basado en este conocimiento se arma de valor,
reconoce su culpa, se arrepiente y emprende el regreso. Ha aprendido la
lección.
La Parábola no lo dice, pero es lógico que antes y mientras
estuvo alejado, el Padre tuvo gente cerca de él, que le aconsejaban, le
invitaban, pero mientras tuvo recursos, no tuvo oídos para nadie que no
estuviera “de su lado”, luego le habrán perdido la pista, el Padre esperó día y
noche, a cada rato se asomaba con esperanza, quizá será hoy, quizá mañana, pero
volverá. Este Padre, conocía
muy bien a su Hijo. Le conocía mejor que el Hijo a sí mismo.
"Todo me ha sido entregado por mi Padre,
y nadie conoce bien al Hijo sino el Padre,
ni al Padre le conoce bien nadie sino el Hijo,
y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar."
Mt 11, 27
Mt 11, 27
Qué difícil es que alguien que no conoce al Padre le busque
después de haberse alejado, es difícil para muchas personas tener una sana
relación con Dios tan sólo por no haber tenido una buena relación con su Padre.
He conocido mucha gente que no va a la Iglesia, no porque no
sea consciente de que lo necesita sino porque cree que será rechazada. No
conocen al Padre.
Pero tampoco conoce al Padre aquel que crea que para ejercer
la misericordia hay que obligarnos a perdonar a quien no quiere perdón y con
esto no me refiero a que no podamos perdonar todo a todos, es posible, para
algunos será más difícil que para otros, pero es posible perdonar todo de corazón,
pero no puedo obligar a quien no tiene propósito de reconciliarse con uno o con
Dios a ser perdonado y a aceptar que todo está arreglado.
Tanto en esta Parábola como en la de la mujer adúltera, en
el relato de Zaqueo siempre es el pecador el que busca el perdón. No es el
Padre, no es Jesús quien ha ido a imponerle el perdón. Es un acto de la
Voluntad, ponerse manos a la obra, moverse, ir a pedir el perdón y entonces sí
Dios, el Padre de la Parábola, el sacerdote y cualquiera de nosotros podemos
decir: “ánimo, tranquilo, tranquila, aquí no ha pasado nada”, “te perdono”, “te
amo”, “borrón y cuenta nueva”.
¿Y quién conoce al Padre? Jesucristo, y aquello a quienes Él
se los quiera revelar. Y ¿a quienes se los revela? A quienes conviven con Él:
"Si me conocéis a mí, conoceréis también a mi Padre;
desde ahora lo
conocéis y lo habéis visto.»
Le dice Felipe: «Señor, muéstranos al Padre y nos basta.»
Le dice Jesús: «¿Tanto tiempo hace que estoy con vosotros
y no me conoces Felipe?
El que me ha visto a mí, ha visto al Padre. ¿Cómo dices
tú: "Muéstranos al Padre"?"
Jn 14,9
Jn 14,9
Es en la oración donde conocemos a Jesús, en el trato diario
y frecuente, en la lectura de las Escrituras y el Magisterio de la Iglesia, discúlpenme
que diga sólo Magisterio, pero aclaro que siempre que digo Magisterio estoy
pensando en el Catecismo de la Iglesia, donde el Magisterio nos explica también
la Tradición. Es decir, es en las Tres Columnas en que se apoya nuestra Madre
Iglesia, donde podemos encontrar y conocer al Padre.
Dios nos ama, y el amor busca, desea que la otra persona
crezca, se desarrolle, alcancé su plenitud, la máxima expresión de su ser, por
eso, es contrario al amor la alcahuetería, y es perfectamente acorde a la
lógica del amor, el dejar que la persona aprenda de sus errores. La persona,
cualquiera, tiene que pasar por el proceso de tocar fondo para que entonces
pueda levantar la mirada y volverla al Padre, gritar: ¡Auxilio! Y entonces el
Padre tiende la mano y saca del pozo.
Falsa misericordia es ver que caerás al pozo y no advertir.
Verte en el pozo y negar que estás ahí. Verte pedir ayuda y decirte: “no hay un
pozo”, “estás bien”, “estar en el pozo es normal”.
Hipocresía es ver a quien advierte: “cuidado, hay un pozo” y
decirle: “no puedes juzgar”, “no soy nadie para condenar”.
El buenista y el pecador que no se acerca a pedir perdón, no
conocen al Padre, se alejaron antes de conócele, el Hijo pródigo se alejó, sin embargo,
tuvo la dicha de conocer muy bien a su Padre.
El hermano mayor somos muchos en la Iglesia. En la Parábola
Jesús se refiere a los judíos, hoy esos hermanos mayores son aquellos que no se
alegran del éxito de los otros. Son ese católico comprometido que siempre tiene
una crítica destructiva para el apostolado del otro. Ese hermano que es piedra
de tropiezo para los demás, el que mira con sospecha a los hermanos nuevos que
van iniciando algo nuevo y lo hacen cometiendo errores. Ese hermano que cree
que la vida espiritual consiste en saber mucho, el que está en la Iglesia, pero
ni siquiera sabe qué es espiritualidad y sólo está como un hobbie, el que cree
que la vida espiritual consiste en cumplir cosas, el que critica y critica, pero
no tiene ninguna propuesta, no se ofrece para ayudar con humildad. Pero este
domingo cuando el padre, o el catequista o el hermano que dirigió el retiro
preguntó: ¿Con qué personaje te identificas? Los hermanos “mayores” cerraron
los ojos en actitud “humilde” y dijeron: Con el hijo pródigo.
Ejercicio:
Invoca al Espíritu Santo, pídele a Nuestra Madre Santísima que te ayude a responder honestamente estas preguntas. No las respondas aquí sino en tu mente, en tu corazón, pídele a Jesús te ayude a crecer como persona, como cristiano, como apóstol, como hijo, hermano, cónyuge, padre, amigo, vecino, etc.
Invoca al Espíritu Santo, pídele a Nuestra Madre Santísima que te ayude a responder honestamente estas preguntas. No las respondas aquí sino en tu mente, en tu corazón, pídele a Jesús te ayude a crecer como persona, como cristiano, como apóstol, como hijo, hermano, cónyuge, padre, amigo, vecino, etc.
11.
¿Conoces bien al Padre?
22.
¿En este momento consideras que estás en la casa
del Padre o te has ido a tierras extrañas?
33.
¿Ayudas a otros a volver al Padre?
44.
¿Identificas esos momentos en los que eres el
Hijo Mayor?
55.
¿Estás preparándote para vivir esta Semana Santa
de una manera diferente?
MEJORAM
01/04/19
CONTACTO:
Con el objetivo de facilitar el contacto, les dejo un link en el que puedes acceder a mi Currículum, donde además aparecen mis datos y requerimientos, para visitar tu comunidad o parroquia.